¿Te imaginas algo similar a la caída del sol en la playa?… De pronto dirás que no, que es una experiencia única; sin embargo, sí existe una vista así de espectacular en el atardecer campestre de Portoviejo y se puede disfrutar desde uno de los balcones mágicos de la zona rural, a 170 metros sobre el nivel del mar o 70 metros de altura desde el nivel de Alhajuela.
Es la experiencia que se disfruta desde el mirador de Bajo Grande Camping, un negocio familiar que ofrece aventura y naturaleza pura a segundos de la cabecera parroquial de Alhajuela, en la vía que la conecta con San Plácido.
Justamente se puede apreciar nítidamente a esta cabecera desde las alturas. Ahí inicia un espectacular paisaje que es complementado por el serpenteante río Chico, cruzando entre cañaverales y sembríos; al fondo, soberbios cerros acompañan la postal. Y si se ajusta la mirada, se observa Chirijos a lo lejos y por las noches las luces que irradia Calderón.
Martín Cedeño es un lugareño y el propietario de Bajo Grande Camping, nombre que le puso en honor a como se llamaba Alhajuela en sus inicios. Hace 3 años empezó su propia aventura con este negocio, que nació siendo idea de su hijo Javier.
“Todo empezó cuando mi hijo vio el potencial del lugar, al traer a sus amigos a acampar de claro en claro”, dice Martín. Es que la aventura es total, pues la oferta turística incluye carpas y colchonetas para familias o grupos de amigos de mínimo 10 personas, que podrán vivir la experiencia en medio de senderos y área de fogata al borde de un barranco.
También hay una cabaña rodeada de un mágico bosque con árboles de diversas especies: amarillo, cabo de hacha, guasmo, samán, mango y guachapelí. Además, andan por el entorno guacharacas, monos, ardillas, lechuzas, un gato de monte y el habitual sobrevuelo de un gavilán. Tampoco se quieren perder la fiesta los dos perros de la familia: Pulgoso y Princesa, quienes son los fieles acompañantes de quienes acampan.
Martín sabe que con agua potable todos los días, su actividad se fortalecerá. Por eso está expectante del Plan Triple AAA y lo valora. “El agua será apta para el consumo y será de calidad. Es esperanzador este ofrecimiento. No es fácil conseguir el dinero y se lo hizo porque hay confianza en el alcalde Agustín Casanova”, resalta.
En fin, asevera que lo que experimenta es otra vida. Él trabajaba en una oficina y salió por un problema cervical por estar clavado en la computadora; ahora, es un espíritu libre en la naturaleza.